NO TODO ES POESÍA PERO PARECE

sábado, 2 de diciembre de 2017

Aquella vez


                         A Claudia:

Aquella vez que hicimos escala inesperada en Costa Rica
rumbo a Cancún
aquella vez que sobrevolamos el Caribe
y vimos animales de mar que solo
conocíamos por la tele
aquella vez que cantamos como locos
en un concierto patrocinado por la peor telefonía del mundo
aquella vez que amanecimos frente al mar
llenos de hambre y risa
aquella vez que por primera vez
agarramos un vuelo juntos
aquella vez que nos anocheció en el avión
de regreso a Guatemala
aquella vez que en Tulúm
nos tomamos la mejor foto juntos.

miércoles, 1 de noviembre de 2017

El tiempo

Ahora el tiempo se pasa demasiado pronto 
que ya ni si quiera hay que tener buena memoria 
para recordar.


sábado, 28 de octubre de 2017

Peregrinos

Solo traje conmigo el itinerario
para navegar tu cintura. 

Manual para entregarnos 
entre montañas y lagunas
y en el resto de accidentes geográficos.

Porque casi siempre hemos sido
peregrinos en busca de sueños.


Mariano Cantoral 
Poema escrito en el 2008, releído y retocado por el autor en el 2017

Un avión a tu corazón

Cualquiera en su sano juicio
agarraría el primer avión
que le pase enfrente
solo para ir a verte.


sábado, 21 de octubre de 2017

Regresar a la poesía

Todas las injusticias de la vida
todas las decepciones en las personas
todos los conflictos sociales
toda la burocracia y la corrupción
todo el silencio, el llanto,
el dolor y la falta de amor.

Todo eso me hace
inevitablemente
regresar a la poesía.

sábado, 14 de octubre de 2017

Burrocracia a la Guatemala

                         A los niños del futuro:

Llegará el día, Guatemala
cuando el llanto generará impuesto
y el consuelo, honorarios.

Ay, Guatemala
quiero llorar contigo

Déjame llorar contigo

Cuando una bala perdida alcanza un sueño
o un funcionario corrupto consuma un peculado
o un letrado redacta una injusticia

Ay, Guatemala
quiero llorar contigo

Déjame llorar contigo

cuando la tarde llega y nos encuentra solos
sin presupuestos perfectos
para costear tanto caos

Ay, Guatemala
llegará el día,
si no enrumbamos el camino
en el que será delito
soltar una carcajada

Y previo a una sonrisa
llenar un formulario
que deberá pasar un millón de manos
antes de ser respondido.









miércoles, 11 de octubre de 2017

Sombra sobre el mar

Ya quisieran llevarnos
el alma dentro de aviones
aviones que solo manchan
el mar con su inmensa sombra.

lunes, 9 de octubre de 2017

Regalarte un mar

Ay, cómo quisiera regalarte un mar/ un mar sin nombre/ un mar que quepa en un vaso de duroport/ un mar sin olas ni ruidos/ un mar hecho de sol y silencio y dulce sal/ un mar que sea un espejo y un reflejo sin tristeza/ un mar que sea una piscina gigante para dos solitarios/ un mar sin barcos ni líquidos negros/ un mar sin domingos tristes/ un mar sin aviones gigantes encima/ un mar con un mundo de peces variopintos/ unos peces que te canten cada mañaña al despertar.

viernes, 7 de julio de 2017

Poema escrito en Roatán

Te amo como amo amanecer en una playa viendo pasar aviones y cruceros llenos de luz. Y de personas felices. Desde las orillas más felices de las islas quiero verte. Aviones que van y que vienen. Cruceros que no se detienen. Transportes que traen nada  y que se llevan toda la alegría y la nostalgia. Toda la nubosidad del día. Toda la oscuridad de la noche. Todos los idiomas posibles. Todos los charcos de luz. Todos los pedazos de voz. Todos los platillos exquisitos, como aquellos que comí en Las Rocas. Sí, ese pequeño hotel perdido en el caribe. Ese pedazo de cielo tatuado en Roatán. Esa piscina gigante disfrazada de mar.

MARIANO CANTORAL
Poeta Guatemala

Escrito en Hotel Las Rocas
Roatán, Honduras, 2017.

sábado, 6 de mayo de 2017

Vámonos a perder a una isla sin nombre



Allá te espero en la avenida, vida mía
Allá donde nos robaron todo, menos el corazón

Allá te espero mañana al medio día
O a media noche como quieras

No lleves nada
O llevalo todo
Como quieras

Pero vente contigo
Vente conmigo

Vamos a perdernos en una ilsa alejada de los sonidos,
y de los silencios

Vamonos a perder a una isla sin nombre

No a esas que venden en paquetes turisticos
Donde te cobran hasta el oxígeno,
Y los latidos

Una con el agua mas blanca que el agua blanca

Que tenga un sol para los dos

Una luna nueva cada día

Y un pedazo de tierra
Para dormir abrazados
Mientras el resto del mundo se termina
De acabar.



jueves, 5 de enero de 2017

El Testigo-Reloj




Para M.C.C.L, con amor



En todos lados hay un reloj que es testigo de todo. El reloj está siempre ahí callado, nada dice pero todo lo presencia. El reloj y sus formas infinitas. El reloj y sus colores inimaginables. El reloj y sus decoraciones más extravagantes. El reloj y sus precios exorbitantes. Pero esta vez, hablo de los relojes que cuelgan en cualquier espacio y de cualquier clavo o tornillo. No de los relojes minimizados que se enrollan en las manos, y que hoy en día hasta elaboran con inteligencia artificial. Hablo de los relojes de un tamaño considerable, el suficiente para saber qué hora es situado como a tres metros de distancia. Esos relojes que están en todos lados, casi siempre, pero que nadie observa por más de cinco segundos. En los hoteles, restaurantes, centros comerciales, plazas públicas, comedores, edificios públicos, etcétera. Pero más especialmente me refiero a los relojes que hay en los espacios más íntimos, más personales y más sugerentes como puede ser la sala, la habitación, o en el mismo servicio sanitario de una casa o un apartamento. Ese fiel reloj que nos permite saber el momento exacto de las visitas, de los compromisos remunerados o no, de los entremeses, de los films que vemos en las horas de ocio y en fin, de todas las actividades importantes o no. Ese reloj que de decir palabras, daría fe de cuanto hacemos, charlamos, pensamos y murmuramos. Ese reloj tan visible pero tan frágil que casi siempre depende de dos baterías corrientes, de las más comunes y baratas. Basta introducir una uña, remover levemente una batería, y el reloj deja de existir en cuanto a su naturaleza primitiva. El reloj deja de tener alma. Ya no sirve más como un referente del tiempo. Como un testigo mudo, literalmente de las horas, y de nuestras palabras. El reloj es un testigo frágil y fiel. Es un testigo relativamente mudo, ya que siempre emana el imperceptible sonido del correr de la aguja segundera. Ese reloj que solo se manipula con sutileza cuando va a ser trasladado a otro espacio derivado de una mudanza. Se envuelve en papel de periódico viejo, se cuida en extremo, casi quirúrgicamente, para evitar que las agujas se estropeen, para procurar que no se dañen, que no se tuerzan. Todo esto con el único fin que en un nuevo lugar, el reloj continúe cumpliendo su loable labor consistente en recordarnos que todo evoluciona y que nada se detiene, de lo contrario no estaríamos iniciando el año 2017.



MARIANO CANTORAL