NO TODO ES POESÍA PERO PARECE

martes, 26 de octubre de 2010

Pentagrama sin clave de sol

1

Amanecí anacrónico a las ocho aeme
como fuera de tiempo
como un cuento pasado de moda
con letreros prehistóricos
sobre mi piel hecha con pliegos
de melancolías y añoranzas
ayer soné que no habría más días
como estos.

Pero los sueños no los forjamos
ni aquí ni ahora ni a nuestro tiempo
podremos quizá luchar por ellos
pero son forjados en otro lugar.

2

La lluvia con su inclemencia natural
avisa que todo debe ser higienizado
remojado, removido quizá enjabonado
de pronto una nostalgia cambia de color
mis momentos se tornan grisáceos
todo acá parece un mito presente
un cuento que no podrá ser contado
a ningún niño antes de dormir.

3

Muchas noches esperé tu llegada
y fueron más bien los días que conté tu partida
los que ahora ocupan mis cálculos
mis inventarios, mis balances espirituales
mis días con una calculadora en la mano.

4

Embriagado, con un libro en la mano embriagada
noto que el tiempo puede ser encendido como un cerrillo
y el espacio como un cigarro que fumaré a su debido tiempo
y todo será una humareda tremenda
de la que todos querrán olfatear y ser testigos.

5

¿Amarte a tu debido tiempo y con el debido proceso?
pero si esto no es nada judicial,
no le busques el fundamento legal ni científico a este sentimiento
porque el amor no precisa leyes ni métodos.

miércoles, 20 de octubre de 2010

no me importa

No me importa
Ni la macro ni la micro economía
Sólo quiero producirte sentimientos
Distribuirte a mí mismo
Intercambiarme contigo
Consumirte
Hacer otras cosas muy humanas
Que se perdieron entre papeles
Teorías y leyes.

miércoles, 6 de octubre de 2010

BREVE TRATADO POÉTICO SOBRE LA NOCHE (Prosa poética)

La noche siempre trae cosas nuevas. Uno se transforma. El entorno cambia. Todo parece diferente. Alma, cuerpo y espíritu se funden en una entidad corpórea, que transpira sutilezas. Estas palabras no sabrán igual cuando amanezca. La noche deja ver sus astros en el cielo. Nos sentimos seres diminutos, eso somos, gigantes maltrechos, a veces tristes, a veces felices. La noche, llegar con los libros bajo el brazo, después de solventar compromisos no siempre remunerados. Suspirar por lo hecho y por lo dejado de hacer. La noche es un teléfono celular que ya no suena igual, porque se quedó sin el saldo que es su espíritu. No podría escribir esto mañana, ni entenderlo, habrá sol, y quizá una nueva tempestad acechante. La luz con el viento no provocan reacciones deseables, que quede claro. Quizá seamos sólo miedo, o miedos solos. Mañana. La noche es esto, es esto y no es nada, pero puede serlo todo. Comerse algo que provoque un éxtasis estomacal. Abrir fólderes insensatamente. Ojear los libros que nos rodean. Recordar banalidades cotidianas. Prender la tele o quizá mejor un cigarrillo. Servirse un vino. La noche es una revolución de la naturaleza. La noche es una deidad que lo cubre todo y no deja nada al descubierto, sólo su grandeza. La noche es una veladora barata. Una fotografía deslustrada pero bella. Esto es la noche. La noche me impide lastimar. ¿Publicar?, solo es necesario publicar nuestras huellas a donde vayamos. Sí, esta noche es como un dulce, es como un duende. No sé. Veo a mi perro, ahí acostado. Lo acaricio y me observa con sincero afecto. Le sonrío. Él me sonríe. Un par de cucarachas me sacan del estado hipnótico. Mi perro es un resumen de vida. La vida es un resumen de otras tantas cosas que olvidamos. Las flores llenas de rocío, navegan el jardín que ya no tengo, porque no sé quién le echó cemento encima, por razones que aún no comprendo. El rocío, el mismo rocío del cual siempre me cuidé cuando niño por las noches, porque según mi abuela me podía dar una gripe terrible, casi la imaginaba incurable. O el aire, o el viento o el silencio inherente a la noche, hay miles de opciones y podemos elegirlas a todas, no como en un examen académico. En la noche las teorías de cualquier materia valen lo que vale lo obtuso de las horas. Un minuto. Respirar. Salir corriendo. Imaginarnos ventrílocuos sin títeres qué manejar. El mar nos esperará en algún lado. La mitología y el mareo, también. Las bebidas espirituosas y otras tantas cosas. Pero de eso se trata la noche. La noche inmensa. La noche pequeña. La noche que vale tanto como los recursos naturales que aquí devoramos por montones sin remordimiento. Alguien me dijo que las industrias trabajan las veinticuatro horas. Así pues, desde esas premisas, en estos momentos habrá infinidad de obreros vendiendo su fuerza de trabajo por un precio de subsistencia, mientras los dueños de las máquinas estarán cómodamente acostados tras una pantalla descomunal, apreciando su soledad en tercera dimensión. Pero estaba con la noche. La noche trae pensamientos benévolos y perversos. La noche es una canción sin precio, ni autor ni registro vocal. La noche es un contrato temporal con la existencia. Una obligación que gustosamente cumplimos. Un negocio no lucrativo que deja ganancias espirituales. La noche no es cualquier cosa. Veo a todos lados, tratando de esconderme de la noche, y ni el techo de mi casa lo permite. ¿Cuántos niños dormirán bajo el cielo de la noche? ¿Cuántos adultos también lo harán? En mi pared hay algunos diplomas, cada uno de ellos me retrotrae a momentos hermosos. Y aclaro que no me gustan los premios. Pero algo hay en ellos que los hace especiales. No sé. La noche es una cerveza infinita, que no emborracha sino embriaga. Un boulevard de recuerdos, melancolías y nostalgias que regresarán mañana, a acecharnos con sus iluminadas maneras de adorar. Soy un humano común y corriente, uno que a veces va a los centros comerciales, a los bancos y a los tugurios. Uno que chatea con personas desconocidas. Uno que habla de cosas futuras que ya han pasado. Uno que tiembla por un ser humano. Que escribe los poemas que otros sienten. Que bebe café incesantemente. Que en los años nuevos bebe vinos infinitos. Un te de tilo está sobre mi escritorio esta noche. Reviso estados de Facebook. Es un pasatiempo que también es permitido por las noches. La noche. Ah, la noche. La noche es una mezcolanza de pensamientos, sentimientos y deseos. Oír música, cantar para los adentros. Imaginar mariposas sobrevolándome. Recordar a los amigos que se fueron. Y los que están lejos. Y los que dejé por alguna razón. Y las borracheras. Y los deportes. Y los noticieros. Y los periódicos. Y los poetas. Y las monedas fugaces. Como todo, fugaz como todo. La noche es mi mujer. La noche es ese amor insaciable. El libro imperecedero. El poema que jamás acabaré. La empresa más oscura y linda de la vida. Sos vos. Soy yo. La noche es la máxima expresión de la dialéctica. La síntesis entre la madrugada y el resto del día, antes de que anochezca, y las jornadas nos liberen. La noche es un sueño que forzosamente veremos cumplido. Para justicia y necesidad de nuestro ser. O como dijo un poeta anónimo: “en las alboradas trovadorescas el autor enamorado se lamenta de la llegada del nuevo día”.

De: Poesía prosaica (Inédito).

viernes, 1 de octubre de 2010

Quince años

Déjame bailar contigo esta noche
Puede que el tiempo se agote
Y recordemos que somos caducos,
Perecederos y menesterosos.

Permíteme gozar esta fiesta de quince años
La fiesta de una cumpleañera que no conozco
Extrañaba estas sensaciones cantables
Estos alborotos de algarabía bailable
Estos minutos llenos de vinos exquisitos
Estos péndulos oscilantes en que nos convertimos.

Pero llegaron las doce
Y ya no pudimos bailar juntitos
Antes bien, bailé solito,
Al arrítmico paso de mi rítmico corazón.