NO TODO ES POESÍA PERO PARECE

domingo, 28 de marzo de 2010

AMOR DESDE OTROS: poesía epistemológica, de Gustavo Bracamonte (Guatemala)



Si tuviera que catalogar el nuevo poemario del guatemalteco Gustavo Bracamonte diría que es una muestra irrefutable de poesía filosófica, en sentido estricto; y digo en sentido estricto porque la poesía es por naturaleza filosófica, sociológica, antropológica y psicológica, pero resulta que “AMOR DESDE OTROS: poesía epistemológica”, ha sido escrita, según mi percepción, con la misma intención lírica que filosófica, lo cual, produce un equilibrio místico en el lector, despabilándolo e incitándolo a mantener una lectura activa, porque no sabe en qué momento puede aparecer Descartes, Warburg (el teórico del neopaganismo renacentista), Habermas o Foucault, y no vaya a ser que nos encuentren mal parados; como muestra un primer botón:

“crecen las semillas de los enunciados empíricos
con dosis de alba o de oxidada tarde,
depende su posición frente a todo o a la nada” (Página 11).


“AMOR DESDE OTROS: poesía epistemológica” es un libro de muchas referencias hacia pensadores cuyos nombres han marcado el estudio histórico de las ciencias y las doctrinas del pensamiento que han pretendido explicar “la verdad” (si es que la hay), desde diversas aristas, en este poemario, principalmente, racionalistas, como Popper, Khun, aunque también vitalistas-espiritualistas como Bergson; es viable además hallar un cúmulo de símbolos, que dejan entredichos varios de los paradigmas que yacen encriptados en los más hondos imaginarios sociales de nuestra cultura y que consecuentemente poseen influjo directo en su dialecticidad.

Muchos no ven el universo de tus miembros,
yo, te compruebo adulterada de hechos, de lo aparente
declarándote siempre, mi amor, mi atisbo de fenomenología”. (Página 14).


No hace falta ser espistemólogo sensista (el sensismo es una teoría empírica según la cual las sensaciones son los elementos primordiales para la obtención del conocimiento científico) para ir captando poco a poco la intención semiológica del autor, el conocimiento que desea dejar plasmado, para que desde la epistemología, en su lírica versión, haga la labor correspondiente en la mente del lector, y rebote de un hemisferio cerebral o ecuatorial, a otro, como una manifestación fenomenológica, paradójicamente interna:

“saber que existes en la perfección,
en la extensa luz sin defectos.

Me pones a dudar de la divinidad de tus ojos”. (Página 17).


En fin, Gustavo Bracamonte deja entrever en esta nueva publicación de Editorial Universitaria su abundante formación y trayectoria como comunicólogo, sus inclinaciones filosóficas, y su ascendente evolución como poeta, comparable con otra obra que también pudimos leer recientemente “País desnudo” (Editorial Letra Negra), en el cual predomina la poesía sociológica, utilizando como metáfora la desnudez y corporeidad de un país adolorido, pero que con todo y eso, aún hay atisbos de amor.

IMÁGEN OBTENIDA ACÁ

lunes, 22 de marzo de 2010

Biografía de alguien que no conozco

Cual metamorfosis kafkiana, un día amaneció convertido en algo así como un poeta neo-rromántico, tirando a post-barrocoso.

De ser un sujeto poco dado a la afectividad pasó a ser un tipo tenaz que amanecía escribiendo sonetos en los cuales era infaltable la aparición simultanea de varios tipos de plantas y elementos químicos; le dejó de importar el desvelo, las locuras de que era parte, juez y parte y las predicciones escatológicas.

A diferencia de los chicos de su generación, no era amante de la música. No conocía el lago más bello del país. No había leído el libro más existencialista jamás escrito.

Eso de escribir para no ser leído le parecía una franca estupidez, pero lo hacía, porque era un vicio que se fue arraigando paulitamente tanto como el de beber té saborizado leyendo periodismo monótono.

Su hora predilecta para escribir era la media noche, cuando incluso su gato, su desafinado, pero hermoso y cariñoso gato dormitaba sobre el gélido piso de marzo.

El mismo marzo que siempre parecía más efímero que febrero, pero más lento que diciembre, que también era su mes favorito. Tenía ya varios días que no le salía nada en prosa, al menos algo que valiera la pena. Sólo en verso, y un verso lamentable. Llegó a convencerse de que jamás podría escribir una novela, y según advertí tenía razón.

Empezó leyendo enciclopedias cosas que le parecían fascinantes, por ejemplo la teoría que afirmaba que todo lo que acá sucede es una conspiración, una lenta y explosiva conspiración fraguada desde tiempos inmemoriales; uno de los ápices de la teoría que más le llamaba la atención era uno que afirmaba que realmente las palabras poseen un significado diferente al que todos consideran universal, pero dicha información (el significado real) era monopolio de una élite, conocida como: los iniciados, los iluminados, los herederos del complot.

Ya no quiso escribir más ni leer acerca de ese tema, pues ¿quién va a cambiar el mundo con palabras? -dijo-, -que las palabras signifiquen lo que se les antoje –pensó-, a nadie le interesa saber cuál es el significado actual de las palabras, mucho menos el apócrifo-.

Le interesaba la Alquimia, la ancestral práctica que todavía debe ser motivo que le quita el sueño a más de uno. Esa transformación, que aún algunos consideraban muestra irrefutable de que la dialéctica era una verdad material y no un simple y teórico invento vacío.

Pero con sus escasas nociones de la ciencia de la composición de la materia jamás podría haber realizado algo plausible en ese campo, así que frustrado botó todos los manuales vinculados al tema.

Pero de escribir sonetos se pasó al verso blanco, empezó a formular una clasificación de versos por colores, desde bebé poseía el don de la Sinestesia, aunque algunos la consideran enfermedad, era placentero, -decía-, verles el color a las cosas.

Respecto a por qué abandonó el deporte de escribir sonetos, según dijo, fue para evitar las burdas estructuras que lo aprisionaban, quién sabe para qué propósito fueron diseñados, para qué dinastía –refunfuñaba-. Es como querer aplicar el método científico al amor.

Padecía de fobia a las prefabricaciones de todo. Le temía a los bocetos, tanto como a los insectos.

Soñaba con versos verdes, variopintos, amanecía leyendo a unos tales clásicos y unos no tan clásicos, de todos colores; en el mercado librero fueron apareciendo algunos textos de erotismo realzado, los ortodoxos críticos de arte, petulantes a más no poder, empezaron a tildar de herejes, apóstatas y no sé qué más, a los autores.

Prohibieron la venta de varios, pero como siempre, hay un mercado que es como el agujero negro de este planeta, donde se halla hasta la materia que aún no se crea. Conseguía colecciones enteras.

Él gozaba todo, todo eso, disfrutaba de lo furtivo sobre todas las cosas. Veía un par de series televisivas, y se reía de manera envidiable. Siempre el periódico y el café matinal. Luego salía henchido de felicidad, a correr y quemar un par de calorías que no siempre cedían al trote desmotivado, desganado, que convinaba perfectamente con su rictus hasta en la espalda. Al transcurso de un par de días se hastiaba del sudor y del cansancio, y en vez de correr se quedaba leyendo y bebiendo café sin azúcar, o algo bebible, no necesariamente potable.

Frecuentaba lugares concurridos como centros comerciales y vacíos como los bares llenos de fantasmas y nostalgia, en ambos se sentía medio pleno. Todo se empezó a tornar triste cuando enfermó su gato. Le escribió un poema durante la agonía. No quiso llamar a un veterinario. Siempre su gato retozó mientras él leía sus versos colorados, recién sacados de la pantalla y la soledad. Así pues, supuso que a puro verso morado, lo haría volver en sí, algo que obviamente no sucedió.

Pero sigue amaneciendo leyendo, sigue aplicando la alquimia de las palabras, o sea, queriendo transformarlas en otra cosa, en algo que no sabe qué es exactamente o cuál será el resultado. Un tipo de especiación de la estética escrita. Un tipo de amor fraguado desde la nada. Un tipo de escritura borrascosa. Un tipo de amor. Un tipo de pasatiempo obstinado. Pero sigue anocheciendo escribiendo. Pero sigue amaneciendo leyendo. Pero sigue anocheciendo escribiendo. Pero sigue amaneciendo leyendo.

jueves, 18 de marzo de 2010

Distancia racional

primer tiempo

Esta es la madrugada en que quisiera tener un astrolabio
para medir la distancia necesaria
para traspasar la atmósfera y salir huyendo
de todos y cada uno de los infiernos
que son publicados en los diarios.

Ya se me olvidó el teorema de Pitágoras
así que no puedo medir distancias
si no es con un lazo infinito.

Ya se me olvidó
el círculo de Sol
así que si te llevo serenata
trendré que contratar a una legión de borrachos románticos.

"Escapar e irse a la chingada"
ese podría ser el lema más pertinente
para un lugar como este
donde los seres humanos
valen lo que vale un quintal tumbado
y el rescate negociable IVA incluido.

segundo tiempo

Desde que me quedé saboreando
las migajas del racionalismo
cobijo la idea
de vencer o al menos convencer
a las leyes naturales:
la gravedad,
la relatividad,
y hasta la misma muerte
y hasta la misma vida
de que se vayan de vacaciones
y nos dejen imaginar en paz.

Quizá lo que Einstein denominó
la teoría de las supercuerdas
yazga encriptada en los muros de nuestro Facebook
o en la soledad de sabernos acompañados
o en la apática mirada hacia un indigente
o en un país subterráneo como este
en donde perfumar la existencia con banalidades
es un modo de sobrevivir al caos.

viernes, 12 de marzo de 2010

Un matinal desocupado

Comprarle agua mineral a un borrachín indigente
darle desayuno a un perro famélico, también indigente
enseñarle a leer a un tendero asalariado
platicarle de historia a un mecánico, también asalariado
recibir clases con señoras tortilleras acerca de sus leyes económicas
entrevistar a borrachines desheredados acerca de las crudas mañanas
debatir de geopolítica con ancianos jubilados
esos, entre otros “sui generis” deportes sociales
vienen a ser cosas tan triviales
pero tan loables
que sólo las puede hacer
un matinal desocupado.

ESTE MARTES 16 DE MARZO ESTAREMOS EN UNA LECTURA LITERARIA TITULADA: PINBOL POÉTICO.

Participan:

Denise Phé Funchal
Edna Sandoval
Leonel Juracan
Lester Oliveros
Mariano Cantoral
Manuel Tzoc


Fecha: 16/ marzo/ año 2010.
Lugar: Gran Hotel (9na.Calle 7-64 zona 1)
Hora: 7:00pm.

martes, 9 de marzo de 2010

Todo lo amargo

Puede quizá nuestro planeta
dedicarse a caerse por las mañanas
de su eje incontenible
para salir a trotar y quemar calorías
o mover sus placas como masajes existenciales.

Puede quizá el universo
resumirse en una mapamundi barato
ambiguo y utilizado a guisa de pelota.

Puede quizá este país
dedicarse a urdir verdades falsas
cinematográficamente
y expresarlas con la convicción de un profeta.

Puede quizá
un equinoccio trasnochado
asaltarme en cada esquina
y quitarme toda mi nada.

Pueden quizá
todas las especies en contubernio
extraditarme de un terruño solitario.

Pueden quizá
los facultados y los iracundos
desterrarme de un lugar vacío de querer llenarse.

Pueden pretender consumirme a mí mismo
publicitarme, hacer balances, no pagarme los impuestos
ni obtener beneficios marginales.

Puedo querer besarte sin querer queriendo
puedo confesarte mi secreto más oculto
el password de mi facebook
y aún así, aún con toda esa vacuidad
pueden los desvalidos abandonar sus postraciones
puede que todo lo que gira permanezca estancado
y seguramente todo, todo lo amargo
no podría convertirse en caramelo.

domingo, 7 de marzo de 2010

Un retazo de estrella

Hundo mis éxtasis
en el grito afónico
de un soneto mal habido.

En la noche
cargo mi vaso en la mano
para ver
si me toca
un pedazo de cielo.

lunes, 1 de marzo de 2010

Existes (mero modernista pues)

Existes, como el tabaco
y sé con certeza
que un día vas a emerger
cual marino animal extinto
de un océano de soledad azul
extrovertida a más no poder
como un conejo anaranjado o un cisne
se libera de un sombrero ranchero
a fuerza de un conjuro existencial
y un truco más, como un trago infinito
y me vas a dibujar una sonrisa sincera
y me vas a enseñar un deporte ignoto
que jamás ha salido en los diarios amarillos
en ninguna sección, por ningún lado.