NO TODO ES POESÍA PERO PARECE

miércoles, 11 de enero de 2012

“LA SOLEDAD” (escrito en el año 2010)

La soledad es un caramelo amargo de cualquier viernes que no te veo que quién sabe dónde estás quizá frente a la tercera dimensión de una pantalla comiendo hamburguesas o simplemente dándole cuerda al día. La soledad es un mechón de pelo de tu mismo color y acondicionador del esplendor de tus ojos cuando no me miran. La soledad es una palabra mala mala, verdaderamente mala pero inesquivable y terrorífica imborrable y magnífica insignificante para ambos que somos distintos que somos tan otros demasiado otros. La soledad es mi yo zampado en una biblioteca gigante es mi super ego comiendo pizza pensando en los poemas jamás escritos. La soledad es la portada de ese diario podrido de la peor cabeza penetrada. La soledad es el ladrido de los perros hambrientos. La soledad del teclado es el computador del insaboro tiempo. La soledad tiene tu nombre digo, mi soledad tiene tu nombre la primera letra del Abecedario. La soledad del corazón que no lleva zeta es el de un corazón incompleto. La soledad de una canción de Luis Auté, sí, exácto “Sin tu latido” sin latiditos tontos. La soledad de mis libros saliéndose de la pasta para volar a donde estamos por fin abrazados en la utopía de un momento falso en un planeta que no existe. La soledad es ese vaso de agua impura este vasto paraje desolado este reloj que no me sirve para nada ese bagguete sin jamón gourmet. La soledad será verme en un nueve noventa y nueve después de devorarme dos horas de poesía dura y fantasmagórica comprando payasitos tontos. La soledad es mi indefensión es saberme cómplice de este silencio verte hasta que se me caiga el espejismo o la pesadilla de no poder hablarte porque soy mudo diez metros a tu redonda. Ya no hay suficiente Facebook para gastarme los ojitos cansados viéndote reír en los centros comerciales. La soledad son siete letras llorando solas, mutando en nostalgia llenas de genes melancólicos desde su primera mitosis. La soledad es tu color de tez y se endurece como la barrera de prejuicios que nos separan. La soledad es no saber tu número de celular es estar demasiado acá y demasiado allá como para abrazarte toda y decirte: “hola amor”, “te amo” “feliz día del cariño” “haber si te gusta el osito” “he comprado para ti unas azucenas que por supuesto no logran igualarte” sí, por trillada y cursi que suene esta guitarra disfrazada de poema desordenado. La noche más noche, llega, la media noche y el silencio se transforma en soledad con vos o mejor dicho sin vos pienso que eres la paz mental con la que olvido los sismos y los crímenes de este paisito del inframundo shukero sólo así puedo seguir permaneciendo definiendo el mundo en función de tu boquita.

Escrito en el año 2010