NO TODO ES POESÍA PERO PARECE

martes, 19 de enero de 2010

EL FOTÓGRAFO Y EL POETA

Contrario al escritor, específicamente al poeta, lo complejo de ser fotógrafo (yo no lo soy) es que a este tipo artista no le es viable inventar la materia prima de su obra pues debe salir a buscarla en la eventualidad y atraparla en todo el espectro real, la imagen “in situ”, “in loco”.

Contrario sensu, el poeta, ubicado en un refugio solitario puede recrear instantes desde la lontananza, por haberlos vivido, visto, soñado o imaginado en un tiempo pretérito, la imagen está almacenada en alguna parte del cerebro y sólo es cuestión de poner en práctica alguna técnica de la mnemotecnia (de la memoria) y escribir, o en todo caso, activar sentimientos y aguzar sentidos.

Pero el poeta no vive sólo de recuerdos ni de encierro, también abandona el refugio, poetiza “in situ”, siempre y cuando posea un artefacto pertinente con qué hacerlo: papel, mina, grabadora, o bien, la suficiente memoria para después escribir.
El fotógrafo no posee esa ventaja, él está sujeto a la condición sine qua non de entrar en contacto con el objeto de su obra, detrás de su lente, activando el obturador, es una vinculación íntima e insoslayable.

El poeta no necesariamente debe establecer ese vínculo directo, aunque a veces sí es preciso, no siempre es factible o apremiante hacerlo. A veces sólo se trata de sentarse frente a la pantalla y abrir el procesador de palabras o sentarse a verter palabras sobre una nívea hoja con intenciones de hacer poesía.

En cuanto a la inversión en instrumentos de arte, el fotógrafo, por requerir de más tecnificación, debe erogar muchos más recursos monetarios que el poeta, una cámara fotográfica (digital o análoga), por ejemplo, es indudablemente más costosa que una libreta o una resma de hojas, llevando el caso a extremos.

Alguien pensará, pero con los avances tecnológicos, un poeta en estos días escribe principalmente en una computadora, pero regreso a lo que ya mencioné, la computadora no es un instrumento esencial para escribir, sino una modalidad contemporánea, como sí lo es la cámara y sus gadgets (en caso que los tenga) para el fotógrafo.

El poeta trabaja con la palabra escrita, el fotógrafo con lo visual de la imagen, muchas veces, según me cuentan amigos fotógrafos, al leer un texto se van gestando dentro de sus mentes, imágenes, acaso porque tienen desarrollada por excelencia, la estética visual, y quizá un verso puede impactar en ellos y motivarlos a realizar una serie fotográfica, es decir, transmutar un verso en imagen.

Por lógica formal deduzco que a los poetas les sucede igual, puesto que de una imagen pueden emanar emociones y de estas colegirse versos.

El arte lo concibo como un artefacto dialéctico, en movimiento e interacción incesante, que posee distintos modo y medios eso sí, ramas y géneros que pueden ser letras, colores, pixeles, movimientos, escenas, sonidos, etcétera, y sin temor a equivocarme, creo que una obra de arte manifestada con cierta manera y técnica, puede dar pie a derivaciones en distintos modos; de ahí que una novela puede ser convertida en poema, una novela en película, una pintura en cuento, una fotografía en performance, un relato en arte dramático y así sucesivamente en una praxis eterna, casi matemática y muy parecida a su producto cartesiano.

2 comentarios:

Cristian Mejia dijo...

Hay mezclas justificadas (ojo q el whisky no se mezcla con vulgar Coca Cola) pero la fotografía y la poesía son dos que me gusta mezclar. Alli te va el siguiente:

De Fotografía

el ojo se abrió,la foto miró
la luz la cambió,y la velocidad fijó.
Parpadeos; una,dos,tres veces,
difícil parpadear con la mano,
con los dedos,
con el viento en contra, con la luz artificial
con lo atípico.
la imagen salió,
la imagen quedó impresa
en papel, en circuito
en otra cosa que no es la memoria
esperando ser memoria.

MarianoCantoral dijo...

gracias cristian, cabal, ahí se resume poéticamente todo.