No soporto al tendero ni al comerciante
que me da como vuelto,
monedas de diez centavos.
No, no son anodinas.
Son muy útiles.
Pero ellos se ríen por dentro
y nosotros recibimos el vuelto.
Sabemos que aún persiste la trasnochada ideosincracia
de acumumular metales dorados.
1 comentario:
Muy bonito, Mariano, como siempre. Y no lo digo en vano, realmente escribe muy bien. Sus palabras fluyen e impactan a la vez. A veces no comento pero siempre leo sus poemas.
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