Gracias por desembuchar en mí
Una realidad falseada
Tu mano delicada quebrante
A base de tu multitud de trampas
De tu tan reacio como antagónico
Modus vivendi
Y yo que fui maldecido con tu amor
No se que deuda pasada me constriñe
A sobarte la falda derrapada en las noches
De auto placer mutilado y sin ojos
Te hablo, ahora, desde mi pedazo de corazón
Un corazón que desplumaste mansamente
Y ahora muere lóbrego, blanco, sin perjuicio
Sin perjuicio de mi muerte predecible
Gracias
Gracias por matarme levemente
Con pausas aceleradas
Por clavar el puñal
Sistemáticamente en mi momento de vida
Precisamente cuando el día caducaba
Cuando decir “dos segundos mas”
Era tan eterno como mi vida que se acaba
Como cualquiera otro
Ahí aprovechabas para escarbarme
Los sentidos, e idiotizar rudamente
Mi frenesí triste y bañado de soledad
Con tu punzante odio
Gracias
Gracias por creer
Que merecía morir
Sin palomas blancas
Y con un aire enviado de tumbas
Profanadas, santas y alocadas
Alocadas como mis noches
En tu cuadrito de muerte
Un sarcófago
Excitante e insalubre
Pero secuestrador
De pudores, líquidos
Salados, amor y garbo solapado
Nada de sentimiento
Solo yo
Solo yo soy el tonto
Que entregó su todo
Mi todo
Ahora solo soy
Un tanate de soledad y desprecio
Y manojo de olvido imposible
Soy un dios anónimo
Una extraña mutación de la genealogía
En la ciencia que no se ha creado
Un objeto insignificante
Para el tiempo roedor
De mi innombrable desconsuelo
En resumen
Soy una frase entrecortada
Amilanada con lágrimas negras
Mi versión hablada
Solloza:
“Quiero tenerte, pero tenerte cerca
Tan cerca que mi falo
Te perciba antes que mi piel,
Antes que mi mente”
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