No querer pisar la línea
Es demostrarle al silencio
Nuestros temores irracionales
Que nos llegan con el viento
Es gritarnos sin las voces
Que estorban en el fastidio
Malo y bueno, a la vez
Según el momento
Son las letras que germinan
Cuando brotan los lloriqueos sabatinos
De nuestros muertos
Innegable e irrefutables
En los estrellados cielos
No querer pisar la línea
Es el juego del miedo
Es la perfección imperfecta
Son los miedos a la demencia
Y las terapias inservibles
Que nada se logran llevar
Son los mantos oscuros
Del silencio nigérrimo
No es más que el tedio
Que acosa y se viste de gala
No querer pisar el suelo
Es demostrarle al silencio
Nuestros temores irracionales
Que nos llegan con el viento
No querer pisar el cielo
Es demostrarle al silencio
Nuestros temores irracionales
Que nos llegan con el viento
El poeta Mills apareció
En una librería barata
Pude ver sus gusanadas
Que trataron de esconderse (y no pudieron)
Al ojeo superficial del texto
Y tuvo, otra vez
Las palabras exactas:
“pensé: materia
dije: Dios
sangré
la tierra como elemento
dispone de sabor profano
maravilloso si se quiere
mis ojos
llegarán a cualquier galaxia
antes de saber
con qué sustancia estamos hechos”
No querer pisar la línea
Es la demencia callada
De todos
Claro, lo demás son babosadas…
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