Invitemos a la luz a nuestros juegos
Que el cuerpo no me alcanza
Trilladas noches mundanas
Que al fin me llenaron de tedio
Que se vengan las mentiras
Y las sabanas se masturben
Y esperen tras bambalinas como voyeuristas
Que aquí entre los colchones
Escribamos los poemas
Más chingones
Que tu piel al fin no me corte
Y nos tiemblen toditas las puntas
Que el segundo sea exacto
Para amarte en calentura
Que no te enojes
Con mis uñas hundidas
En el regazo sensual
Y no te burles de mi forma profana
De verte desnuda y mojada
Que nunca quisieron tus padres
Lo se
Verte en mis garras
Si acertadamente
Predijo Mills
Al final de la montaña
“Rapiña, carroña, qué más da;
En la cima se ve igual…”
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