Un poeta borracho
En la esquina más miedosa
De la urbe
Para ser más preciso
El también era el poeta más borracho
Incluso el más miedoso
Escribe trivialidades
De lo que instantáneamente acaece
La cabeza pringa y rebota
Como un bate
Y derrame cerebral
La visual de pronto
Se niega a funcionar
Y niebla…precisamente
Eso le queda como pupila
Se golpea el cráneo
Contra una equina cortante
Y tan exacta es esta palabra
Que precisamente se corta
El cerebro palpable
Creo que muere
Creo que ese poema
Era digno de un Nóbel
O por lo menos
De un halago
Se disponía a culminar
Un último verso
Quizás añadiría
Falo o muerte
O vida y rutina
Quien sabe
Pero no fue suficiente tiempo
Le ganó la impiedad
Y se desplomó borracho
Con un poema hermoso
Bajo el brazo
“De cómo morir y renacer
Segundo a segundo”
“De cómo el amor se murió sistemáticamente
En el mundo”
Y otras bellezas que algunos se niegan a creer todavía
Así muere un poeta más
Disgregado de la realidad, por ser una opción tenue
O por lo menos más ligera que vivir en una farsa
Así muere este poeta borracho
Así, morí yo…y el resto
Bebí menos que el, ese día
Recogí los trozos de su poema
Doloroso, sangrante y bonito
Lo llevé a una editorial
Y mi teoría fue correcta
Me mandaron a “azar niguas”
Es decir ¡a la mierda!
Así;
Frustrado y pesaroso
Por la muerte ilógica
De un héroe sin tumba
Me tiré, con fines de alcanzarlo
En un camino inesperado
Léase, un vacío (de tantos)
Pero esta vez(como otras tantas): resultó inútil…
por Mariano Cantoral
No hay comentarios:
Publicar un comentario