La pólvora fue sometida a la gravedad.

Había una vez
alguien que tenía tu nombre
tus miedos
tus nostalgias
y tus sonrisas.

Era coincidentemente de tu tamaño
de tu peso
de tu color de tez
(Según la cédula).

El timbre de voz
era tan agudo como el tuyo
casi imperceptible
pero armonioso al oído
a través del celular.

Ella tenía el olor de tu aliento
casi tus mismos pesares
tus mismos sueños
tus mismos gustos musicales.

Era alguien que gustaba de leer
escribir era su pasatiempo
aprender cosas nuevas día a día.

Salía a correr por las mañanas
sabía cómo sostener una charla
de temas que no sabía.

Sabía dirigirse a un auditorio
repleto de gente apática e indiferente.

Ella era intolerante a la lactosa.

Le encantaba la pizza de piña.

Ir a tomar café los sábados por la tarde.

Era amable.

Derramaba filantropía y no lo sabía.

Ella sólo quería ser
pero nunca lo pudo del todo
pues la pólvora fue sometida a la gravedad.