NO TODO ES POESÍA PERO PARECE

domingo, 25 de octubre de 2009

BOLAÑO, LESTER Y AMAYA


Era sábado y yo estaba en la universidad de San Carlos leyendo un libro que hacía algún tiempo tenía ansias de leer, “los detectives salvajes” y “estrella distante” de Roberto Bolaño, avancé en la lectura de ambos.

Recibí una llamada de "Lester O", sí, el blogscritor, quien me hizo una cordial invitación para ir y conocer un lugar conocido como “el olvido”, de pronto encontré una analogía existencial entre su propuesta y mi situación, entre el personaje de “los detectives” y yo, coincidía tanto con el protagonista que quiero reescribirla, aunque sea espiritualmente, excelsas las novelas de ese hombre, ahora entiendo el por qué es un mito y la gran alharaca por unos sus manuscritos apócrifos que aparecieron recientemente y van a publicar próximamente.

Lo cierto es que ya no fuimos a conocer “el olvido”, los planes cambiaron y Léster me propuso ir a una exposición de la más reciente obra de Ramírez Amaya que se llevaría a cabo en Casa Santo Domingo en la Antigua, y acepté; después de la típica perdida que supone hallar a alguien en algún lugar pactado, ahí en los alrededores de Tikal Futura lo hallé ataviado con una gorra muy particular, con bolsón lleno de literatura y acompañado de su novia Wendy, una chica muy agradable e inteligente.

Durante el trayecto platicamos en un verdadero ensayo-diálogo verbal acerca de la literatura nacional, de Alan Mills y su nómada existencia, de Javier Payeras y sus días amarillos, de Bromo, de Rafa Romero y su Mulamala, de Eddy Roma, etcétera.

Llegamos a la Antigua y nos encaminamos al parque con un “medio pulmón” bajo el brazo, mismo que se fue consumiendo paulatinamente y al ritmo de la música folclor de fondo.

Bajo la lluvia caminamos hasta Casa santo Domingo para presenciar la exposición de Ramírez Amaya, bueno, realmente pagamos un tuc tuc service porque nos desubicamos.

Santo domingo es una mansión donde la gente se casa y también se celebran cosas importantes, luce atestada de veladoras, candeleros, jardines, flores y meseros muy cordiales.

Precisamente en el recinto contiguo a la Sala Marco Augusto Quiroa donde se llevó a cabo la exposición, algunos se estaban casando, se escuchaba una “bel voz” bastante grácil, como sacada de alguna película de Disney.

Ramírez Amaya "el tecolote", es, además de una gran persona, un genio visual, su obra es tan sublime como animalesca.

Pinturas, dibujos y esculturas llenas de concepto y técnica (ahora también tecnología), realizadas con la maestría que le caracteriza.

Ah, volviendo a Lester, después fue el tinto, el blanco, las nuevas desorientaciones sobre las calles empedradas, el retorno, el parque, una centena de puertas como guindas del pastel, la despedida.

IMÁGEN: http://www.literaturaguatemalteca.org/

1 comentario:

Lester Oliveros dijo...

La vida es como una buena borrachera. Buena cronica Mariano, que bueno que aceptaste mano, saludos animalescos...jajaja.