NO TODO ES POESÍA PERO PARECE

lunes, 12 de octubre de 2009

SEGURIDAD SOCIAL

“la larga espera en una clínica del seguro social/ es algo tan parecido a la vida”. Javier Payeras.

SEGURIDAD SOCIAL

Un hospital público es un gran recinto que huele a metafen y alcohol desnaturalizado, repleto de bebés llorando, mujeres embarazadas, chencos y enyesados, heridos y mutilados, reumáticos y diabéticos, infectados y escleróticos.

También electrocutados.

Los médicos, transitan ataviados con una bata blanca, flanquean a todo mundo, se aferran al recetario, al vademecum, al protocolo que recién emitió la junta directiva, también a la farmacopea.

Las afecciones hormonales, hepáticas, renales, abundan.

Los dolores repentinos, como cólicos, también.

También las operaciones a corazón abierto
sin necesidad de bisturí
ni de dibujar ranuras en el pecho.

También están los que sólo van acompañando y leen diarios para mientas, como yo.

Sí, ayer que volví a ir a una de esas arquitecturas de tragedias humanas, llamadas hospitales, recordé cuando apenas con cinco añitos encima, acompañaba a mi mamá, y siempre era el mismo olor a metafen y alcohol. Coincidentemente regresé, acompañando a mi mamá.

Las mismas sillas pegadas al piso, frente a un televisor pequeño y descolorido.

El primer requisito es decirle al tipo tras la ventanilla lo que te duele; eso para verificar si realmente es emergencia y amerita apremio, es menester demostrar con gestos lo que sientes, exhibir las pústulas o los granos, si los hay.

Los mismos trámites previos y posteriores; carnet de afiliado, esperar el turno tan agudo como el cólico.

El mismo olor a metafen y alcohol,
diez años después.
La misma receta.

Las mismas pastillas amargas.

Las mismas citas dentro de mil días.

La misma seguridad social
con todos sus defectos y virtudes.

5 comentarios:

melany dijo...

Me encantó yo lo vivo muy seguido.

Alejandro Marré dijo...

Buen texto señor! Recordé algunos episodios de mi vida que quisiera olvidar, pero es la verdad. Esos son lugares en donde nunca quisiéramos estar.

Saludos!

Juan Pablo Dardón dijo...

qué triste vos!

stephanie dijo...

Me gusto mucho tu texto... es muy cierto ese olor a metafen a alcohol y los doctores con su bata blanca y las enfermeras con su traje blacon con celeste, y las paredes del hospital con colores deprimentes, lo unico que resalta es la cara de los enfermos, la sangre de los accidentados,o mutilados, etc y x supuesto la cara de los que esperan respuestas de sus familiares. !!ME ENCANTO LO QUE ESCRIBISTE MARIANITO!!

Miss Trudy dijo...

Muy vivida la descripción. Hasta se puede oler el metafen y todo.

Todo hospital es un mar de tragedias. Gracias a Dios que en Guatemala, aunque deficiente, pobre y corrupto, hay un seguro social. En Estados Unidos, el país más rico del mundo, no hay tal. Alli el enfermo que no tiene seguro médico privado se siente culpable de enfermarse, por lo que se le viene encima a su familia: perder la casa, vender el negocio o perder el empleo, empeñar las joyas familiares y en el peor de los casos, morir por falta de medios para pagar los tratamientos adecuados.