NO TODO ES POESÍA PERO PARECE

miércoles, 26 de marzo de 2008

La historia de un ideal de injusticia // Una ¿mini-ficción? de Mariano Cantoral

Quizá fue el miedo a la oscuridad lo que hizo que no penetrara a la sala donde se respiraba cierta situación anormal, increíble, casi mágica, orgásmica quizás.

Pero nada erótico había, mucho menos mágico, era tan real, tan palpable, era el cadáver de su esposa y de su hijo recién nacido, nada mas y nada menos.

Lo comprobó al armarse de valor e ingresar extasiado a la vez que resignado, a esa casa negra y ahora triste.

Se quedo inmóvil, estático, con un pasmo que técnicamente vino a suplantar su alma.

Solamente logró exclamar – ¡Ala Puta!, y se hincó sobre el charco de sangre rudo y abundante, mezcla homogénea de dos seres amados, que ahora yacían en un lugar insospechado.

Llamó a la policía, quienes llegaron a la hora de la llamada, en una vieja patrulla, un conato de chatarra que no se merecía el apelativo patrulla de seguridad, bajaron de ella, tres policías barrigones y morenos, dos de ellos estaban terminando de fumar su cigarrillo, el otro hablaba por celular, a ellos definitivamente no les interesaba que la esposa e hija de Pedro Colop estuvieran asesinado en la sala de esa casa.

Los policías recabaron por pura obligación, tedio y dignidad, la información preliminar y esperaron a que el ente encargado de procesar la escena del crimen (MP), llegara al lugar.

Al llegar al MP, bajaron los peritos y forenses dispuestos a ejecutar su mas tediosa rutina, recoger muertos inocente, culpables, quien sabe, lo cierto es que reproducirían esa impunidad enraizada hasta la pulpa de nuestro cuerpo.

Entraron emularon a aquellos grandes investigadores criminales del FBI, y no hallaron ningún indicio, luego se dispusieron a recabar información de las victimas, el pobre viudo la hizo publica entre un lagrimeo/ vaho continuo y deprimente.

Luego todos los representantes de este estado fallido (MP y Policía) , se fueron del lugar junto con los cadáveres, en el transcurso de todo este tiempo se fueron y prometieron entregar información en base a testimonios de posibles testigos, porque según ellos no había indicios, mas que las 60 puñaladas que acumulaban los occisos.

Los dos días siguientes se realizó el consecuente entierro luego de la vela, a esas momias inocentes, victimas de una humanidad mala, sanguinaria y satanizada.

Pedro Colop, sabia que su hermano lo había hecho, sabia fervorosamente que su hermano era el autor de ese macabresco hecho, el era un vagabundo, borracho y drogadicto quien solo llegaba a pedir dinero para seguir extasiado con sus añorado químicos, ese día lo vieron llegar 4 horas antes que Pedro encontrara lo cadáveres, lo dijo otro vagabundo pero muy confiable por la relación que llevaba con la familia, en una ocasión agredió a la mujer ahora muerta, por eso ya no lo recibian en la casa y lo tenían amenazado, ese día se cumplian 2 meses de su ausencia, había regresado solo a matar y a procovar su muerte, misma que relataré a continuación:

Pedro no quiso decir nada al MP, porque la justicia es larga en esta tierra, tomo el viejo camino de la venganza privada.

Con un coraje de muerte, tomo la 9 mm y salio rumbo al barranco donde frecuentaba su hermano, lo hallo con otro grupo de mendigos y desempleados, solo alcazo a decirle -maldito cerdo- e instantáneamente le recetó 5 tiros mortales.

Salio corriendo y se encaramó en su camioneta del año, a partir de eso nadie dijo nada, los vagos simplemente hicieron a un lado al nuevo muerto y siguieron bebiendo alcohol con agua.

Pedro siguió su vida normal de manera anormal, le arrancaron la felicidad, y fue su hermano, quien a estas horas no es más que un tanate insignificante de sangre, y quizás de moscas.

El MP, acusó al borracho informante de Pedro, por mera presunción y por apantallar pues se acercaban las elecciones para magistrados de la corte suprema de justicia y jefe del MP, dado el impacto social que habia tenifo el caso, los medios de comunicación, estuvieron todo el proceso “ojo al cristo”, y aquellos jefes, "depositarios de la ley" conspiraron para que aquel desdichado pagara una deuda ajena, Pedro sabia que el pordiosero no era el culpable pero hizo caso omiso para darse cuenta que tan injusta puede ser la justicia, y que tan falaz puede ser un sistema de gobierno, el MP logró la sentencia por pena de muerte para el indigente.

El borracho le dijo a Pedro que porque lo hacia y el dijo, -sos el mártir por el que este sistema debe a cambiar, y para eso, vos deber morir- , el mendigo quien ya de por si no tenia ganas de vivir, aceptó su muerte junto a tres botella de un ron tosco y barato, tres meses después estaba muerto, y el estado era ahora el asesino letal.

A la semana Pedro confesó todo, el asesinato de su hermano y la inocencia del mendigo, desde ese momento, el Legislativo decidió eliminar la pena de muerte, se propagó una campaña nacional de paz, para valorar la vida, reducieron los índices de criminalidad, el MP actuó de manera objetiva y no más con etiquetaje social y prejuicios injustos.

Pedro, fue condenado por homicidio y declaraciones falsas, pero estuvo satisfecho de haber sido un mártir, con el precio de su libertad, para que la bazofia del sistema de justicia se marchara de una vez por todas.

Una ¿mini-ficción? de Mariano Cantoral

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