Voy a resumir mis glorias y mis penas ahora que cumplo años de existencia.
Si, hace veinte años vi la luz desde un mundo acuoso y divino, el vientre de mi madre eterna, única y bella.
Estudié toda mi vida en el mismo colegio, era una institución privada con proyección social, financiada por la Cervecería Centroamericana, de tradición jesuita, sinonimia de conservadurismo enraizado y crónico.
Como dije, cursé ahí, mi preprimaría, primaria, básicos y diversificado, obtuve el bachillerato en ciencias y letras (2005).
De los estudios iniciales y medio, puedo decir que fui un estudiante promedio, aun, superé la prueba de fuego al ganar el monstruoso primero básico, solo dejé dos retrasadas, que era excesivamente complicado y epopéyico.
En cuanto a mis relaciones sociales, no iban mas allá del subgrupo de amigos del cual era parte, nos unía el lazo intangible de la soledad.
Dos grandes éxitos recuerdo y fueron en tercero básico y cuarto bachillerato, cuando me eligieron como representante de grado para competir en la olimpiada nacional de ciencias en las áreas de matemática y química respectivamente (2003 y 2004).
En el 2006 ingresé a la facultad de derecho, usac, jornada matutina, e inicié mi carrera de leyes, es una interesante escuela de derecho donde además de el iuspositivismo (leyes) aprendemos la “es(ciencia del derecho)”. Ahora en mis 20 años estoy cursando el tercer año de mi adictiva carrera.
En el 2007 me enteré de la carrera de ciencias criminológicas y criminalísticas en la UMG, de la cual hoy por hoy, curso el segundo año, y a finales de este obtendré el técnico universitario de la misma, para luego alcanzar la licenciatura.
Amo mis dos carreras, son mi adicción, además de leer, escribir poesía y prosa, leer los periódicos nacionales, reflexionar acerca de nuestra melancólica realidad, estar en Internet, y otros placeres que por los predecibles prejuicios del lector no describiré.
Ese soy yo, pero no se quien seré en el fututo, porque esta dialéctica preciosa, se està atrofiado de sobremanera, y es el ser humano quien día a día la acelera y frena.
He de confesar que amo la vida y creo que esta humanidad puede llegar a ser buena, pero simultáneamente tengo un recurrente temor de ser nosotros mismos quienes le pongamos fin a este mundo. Resumiendo el Apocalipsis por nuestros errores y odios.
Mariano Cantoral
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